6/15/2016

XVI. Ese Amigo del Alma

Fede era un ser con una necesidad de Dios, como el mismo decía, asombrosa. Fue un compañero en la búsqueda espiritual desde la adolescencia hasta que partió de este mundo a los 42 años. Los buenos se van temprano, alguien ha dicho. La charlas con Fede podían ser interminables. Si yo era un "bicho raro", Fede me ganaba, en el buen sentido. Tenía una visión tan profunda de las cosas y tan trascendental que era un placer escucharlo y compartirla. Transitamos juntos el camino de la Meditación Hindú y construimos en su propia casa un mini templo para poder practicarla. Fede era un ser antimaterialista, detestaba el consumismo. Sus dos hijos tenían juguetes que ellos mismos, con la ayuda de Fede y su mujer, habían construido con sus propias manos. Fede tenía, como dije, una necesidad de Dios increíble. Fue, en el sentido estricto de la palabra, un Amigo del Alma, a quien sigo extrañando y espero volver a encontrar algún día en la Eternidad.

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