6/14/2016

XIV. El Templo de Dios

Mi escuela primaria la cursé en un Colegio Parroquial Católico Apostólico Romano. Solía escaparme a la Parroquia, cuando nadie me veía, para poder gozar de una alegría para mi desconocida. Era algo que sentía únicamente estando dentro del Templo, una paz y una alegría que me llenaban el Alma. Como era muy pequeño no me cuestionaba demasiado el asunto. Pensaba: ahora entiendo a los sacerdotes, se dedican a ello para poder disfrutar de la alegría de poder estar aquí adentro (de la parroquia) la mayor cantidad de tiempo posible. Era un pensamiento infantil, simple pero muy fuerte, que terminó despertando en mí la vocación sacerdotal. No fui sacerdote porque durante mi adolescencia otros deseos arribaron a mi Alma. De cualquier forma lo que aprendí con claridad es que en el Templo de Dios, habita Dios y que Eso puede ser percibido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario